36 niños y jóvenes de Fermoselle acuden al Centro de Apoyo al Menor, el único existente en el mundo rural, donde realizan deberes y actividades lúdicas
Cada tarde la escuela de Fermoselle retoma la vida. Tras las clases de la mañana, los escolares de la villa sayaguesa vuelven a cruzar el umbral del colegio con tal entusiasmo que no son pocas las veces que un cuarto de hora antes ya están impacientes esperando a la puerta. Dentro les espera un animado plan de actividades lúdicas, también de aprendizaje y, si es el caso, también hay tiempo para las tareas pendientes de la escuela. Porque las tardes con Sheila ofrecen a los niños todo un universo de posibilidades en las que participan encantados, además de fomentar las relaciones con sus compañeros favoreciendo la sociabilidad y la creatividad.
Objetivos todos del llamado Centro de Apoyo al Menor (CAM), el único de estas características que funciona en el medio rural zamorano y que sigue el camino iniciado en Zamora con los existentes en Peña Trevinca y la calle Argentina. Los pequeños trabajan en áreas de apoyo al estudio y mejoran las habilidades sociales.
Esta iniciativa forma parte del programa de infancia de Cáritas, que en Fermoselle ha sido posible gracias a la colaboración con el Ayuntamiento y la Fundación Conchita Regojo. «La acogida ha sido muy buena», cuenta Sheila García, educadora social y encargada de este centro que se puso en marcha el pasado mes de febrero y cuenta con 36 niños de 6 a 16 años. Todas las tardes, de lunes a viernes, los chavales acuden por grupos. Allí les espera Sheila con un montón de iniciativas, sorpresas unas veces, refuerzo de alguna materia, otras. «Vienen supercontentos» se ratifica la educadora, aunque a la hora de los deberes tenga que luchar con alguno más remolón.
Los más pequeños, de 1º a 6º de Primaria, tienen una hora de apoyo al estudio y después hacen talleres, manualidades, ven una película o juegos de mesa. Con la llegada de la Navidad están aportando su granito de arena a la elaboración del Belén del pueblo; en este caso los de 5º y 6º de Primaria. O preparando las postales para enviar a las familias; «están muy ilusionados con lo que hacen». Pero si llega el día de la paz o del niño o de la Constitución, Sheila programa actividades en consonancia con esas celebraciones. Y si hay que visitar a los ancianos en la Residencia, también acuden con su sonrisa y desparpajo.
Aunque el Centro de Apoyo al menor permanece abierto todas las tardes, de lunes a viernes, los escolares van tres días a la semana pero a distintas horas y en tres grupos, divididos por cursos.
La diferencia está con los cuatro alumnos de ESO, que van dos horas todos los días, básicamente para tareas de apoyo al estudio, «en vez de hacerlo ellos solos en casa, aquí están con sus compañeros y también se motivan más».
Además, con la llegada de la Navidad los mayores están preparando una obra de teatro. Otros ensayan villancicos, elaboran adornos. La actividad es continua y los chavales incansables, sobre todo se les pones un balón en los pies. «A mi me colocan de portera -cuenta Sheila-,, les encanta».
Hoy por hoy son los escolares de Fermoselle, tanto los de Primaria que van al colegio como los de Secundaria que estudian en el Instituto de Bermillo, los que se benefician de este Centro de Apoyo al Menor,; un servicio social totalmente gratuito que ha sido recibido con tanto entusiasmo por los padres como por los propios chavales.
«De no ser por esto, en el pueblo no tendrían otras alternativas», comenta la educadora. Y lo mismo ocurre durante las vacaciones. Por eso, la posibilidad de realizar actividades junto a los compañeros, y además disfrutando de lo que se hace y aprendiendo nuevas cosas parece la clave del éxito de esta iniciativa puesta en marcha por Cáritas siguiendo el ejemplo de los dos centros que existen en Zamora.
Y así como en la capital los CAM tienen un carácter más social, atendiendo a niños provenientes de familias en exclusión o desestructuradas, en el caso de Fermoselle la situación es mucho más normalizada porque, afortunadamente no se dan casos extremos de necesidad ni en peligro de exclusión. «Hay padres y madres que están en paro, pero no tenemos casos tan graves como puede haber en la ciudad, ni tampoco hay niños inmigrantes. Son familias con una vida normalizada», precisa Sheila Gutiérrez.
La actividad del CAM no se limita al curso escolar, también las vacaciones les permiten disfrutar de campamentos, excursiones o talleres de manualidades. Así fue el verano pasado, cuando se organizó un campamento urbano o en Semana Santa, que tuvieron la oportunidad de visitar el Lago de Sanabria.
También ejercieron de anfitriones con los niños del CAM de Zamora, celebrando una jornada de convivencia en la que participaron todos los usuarios del programa de infancia de Cáritas.
Y de cara a las próximas vacaciones no se descarta hacer un campamento navideño; dependerá de la disponibilidad de los chavales. «Lo estamos mirando pero si ellos están dispuestos organizaremos algo de cara a estos días de Navidad que no van al colegio» cuenta la educadora.